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Kitesurfing


Desde el inicio de los tiempos, el ser humano ha sido seducido por el deseo de dominar los elementos que lo rodean. Este deseo, unido a la imperante necesidad de vivir emociones nuevas cada día, ha dado pie a la invención de decenas de deportes extremos que desatan grandes torrentes de adrenalina entre sus practicantes.


Aunque muchos de estos llamados deportes extremos tienen únicamente existencias fugaces, hay otros que parecen haber llegado para quedarse. El Kitesurfing, por ejemplo, es uno de los que gozan de una popularidad en constante crecimiento y de una difusión que cada día alcanza nuevas fronteras.


¿Pero, que es?

 

El kitesurf es un deporte extremo de deslizamiento sobre el agua en el que el viento propulsa una cometa de tracción (kite, en inglés) unida a tu cuerpo mediante un arnés, para que navegues en una tabla sobre las olas (wave riding) o realices maniobras en el aire que ni el delfín más saltarín (freestyle).

Un poco de historia

 

Aunque se tiene noticia de que ya en el siglo XII algunas comunidades de pescadores chinos e indonesios utilizaban cometas para arrastrar sus pequeñas embarcaciones, esta modalidad deportiva data oficialmente de 1977, año en que Gijsbertus Adrianus Panhuise patentó un sistema de navegación sobre una tabla de surf traccionada por una especie de paracaídas.

Desde entonces el también llamado kiteboarding o flysurfing ha adquirido una gran popularidad, gracias a su espectacularidad y accesible aprendizaje, y las escuelas especializadas se han multiplicado a lo largo del planeta.


¿Como se practica?

 

El Kitesurfing consiste en surcar grandes olas con una tabla muy parecida a las que se utilizan para el surf, mientras se es jalado por un enorme papalote al cual llaman por su nombre en inglés: kite. Haciendo uso de las velocidades que se alcanzan gracias a la fuerza del viento, y valiéndose de toda clase de acrobacias, los practicantes de este joven deporte (Kiters) remontan sobre las aguas del temperamental océano mientras dan enormes saltos con los que logran llegar a los 20 metros de altura.



¿Quién no debe practicar este deporte?

 

Aquellas personas con déficit respiratorio grave o problemas cardiovasculares no deben realizarlo, porque la adrenalina liberada hace aumentar notablemente la tensión arterial y el ritmo cardíaco. Tampoco está indicado para quienes sufran lesiones graves o recurrentes de hombro o rodilla, padezcan diabetes o no sepan nadar, ya que cualquier incidente en alta mar podría resultar doblemente peligroso.


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